Así como lamentablemente, tenemos Peronismos provinciales que confunden federalismo con provincialismo, el Peronismo de la Capital, aun sin la necesidad de gestionar, siendo eterna oposición, está conformado y conducido en su mayoría por organizaciones locales, sin presencia nacional, mas allá de que la Presidencia del PJ, prácticamente simbólica, circunstancialmente hoy en dia esté en manos de un dirigente de La Campora.
La autonomía de la Ciudad, legado de la nefasta reforma neoliberal de la Constitución Nacional en 1994, tiene mucho que ver con este problema Nacional, no inocentemente fue impulsado por los Organismos Internacionales comandados desde Washington, producto de un supuesto Consenso del que no participaron los Pueblos, sobre todo los del Tercer Mundo, que fuimos los mas afectados por esta Globalización financiera deshumanizante que destruyó la cadena productiva de nuestros países.
No solo el Peronismo está inmerso en esta fragmentación Nacional confundida con federalismo. Desde la dictadura genocida comenzó a transferirse servicios y sistemas públicos de alcance Nacional a Provincias y a Municipios, como los recursos naturales, la energía, la salud y la educación.
La UCR, mas allá de la deriva político-ideológica o filosófica que sufrió a partir del primer Peronismo, se ha transformado desde 1994 en una confederación de partidos vecinales, lo que alcanzó su punto culmine, al realizar una coalición junto con el macrismo, perdiendo cualquier tipo de identidad nacional, y mucho menos popular.
La crisis de representación de nuestra Democracia, debería resolverse tomando en cuenta este tema entre otros.
Como Peronistas, deberíamos respetar, ante todo, un Proyecto Nacional, no tenemos que seguir perdiendo el perfil que guía nuestra Doctrina, y menos transformar a nuestra fuerza en un aparato gestionador administrativo de rotondas, plazas, y cunetas a la hora de gobernar.
La autonomía de la Ciudad atenta contra la integración Nacional, Buenos Aires es la Capital Federal construída y mantenida durante mas de un siglo por el resto de la Provincias, organizaciones locales no pueden definir el destino del Peronismo de la Capital priorizando los intereses de un Puerto de espaldas al País.
Es incompatible con el Proyecto de Liberación Nacional defender privilegios de esta Ciudad que habitamos, que queremos, que deseamos cambiar, hacerla mas justa, mas vivible, pero con los brazos abiertos hacia las Provincias. Eso solo es posible si vuelve a ser la Ciudad de todos los Argentinos, aunque las especulaciones electoralistas, dictadas por la lógica del sentido común establecido, hegemonizado por la mercadotecnia, indique que la autonomía no se puede poner en discusión.
Estas organizaciones compañeras que conforman el espacio Peronista en nuestra Ciudad, permanecen en esa senda localista, en otra sintonía, que no es la que corresponde junto a un Peronismo Nacional, así es cómo sucede lo mismo con otras Provincias, principalmente en Córdoba, donde ya ni siquiera se identifican como Peronistas sino como Cordobesistas. Por supuesto que ese caso es el mas extremo y el Peronismo Porteño debería tomar el camino contrario.
Las sucesivas administraciones gorilas, ajustadoras seriales, han logrado, que los Gobernadores apretados por necesidades inmediatas, dejen de lado las convicciones (los que las tuvieron) y se aparten del camino iniciado por el General Perón y continuado por Néstor y Cristina, pero por sobre todas las cosas, (los gobiernos antiperonistas) encontraron la herramienta para que cada Peronismo provincial quede aislado del armado Nacional, este conjunto de partidos provinciales debilita (y reemplaza) al Movimiento Nacional.
En la Ciudad de Buenos Aires debemos evitar esa experiencia, si queremos vencer a la antipatria.
Los desdoblamientos electorales, son una herramienta del gorilismo, para imponer agendas localistas en las discusiones electorales, donde las principales contradicciones están ausentes, es tarea titánica e impotente plantear las dicotomías Pueblo vs Oligarquia o Patria vs Colonia cuando se definen cuestiones locales, teniendo en cuenta que los grandes medios inclinan siempre la cancha en contra nuestra.
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